Trazando el planning
Se acaban las fiestas y, con ello, el inicio para much@s del camino hacia esos objetivos que establecieron a finales del pasado año. En este momento, con total seguridad, rebosará la motivación, las ganas de empezar serán incontrolables y, al mismo tiempo, surgirán las dudas acerca de cómo y por dónde empezar. En este artículo que nos ocupa trataremos de trazar, paso por paso, el planning a seguir para lograr nuestras metas, consiguiendo que las dudas y los temores no echen por tierra nuestra ambición.
Estrechando el cerco, y centrándonos en un objetivo físico, lo primero que debemos tener en cuenta es que la alimentación juega uno de los roles fundamentales, si no el más importante, dentro de la mejora del acondicionamiento físico. Tras esta, son el entrenamiento y el descanso los otros dos factores dentro de la ecuación en los que deberemos centrarnos. Aclarado este punto, comencemos:
• La alimentación: Hemos de ser conscientes y realistas del punto en el que partimos y, en base a ello, trazar nuestro objetivo hacia una pérdida de grasa o un aumento de masa muscular. Como ya sabemos, mientras que la reducción del porcentaje graso requerirá de un déficit calórico, en el que deberemos ingerir menos calorías de las que gastamos, aumentar el tamaño de nuestros músculos demandará un superávit calórico, es decir, comer más calorías de las que quemamos. Una vez hayamos determinado qué es lo que necesitamos, habremos de comenzar a elaborar una “dieta”, estableciendo las calorías que necesitamos y un reparto óptimo de macronutrientes. Si no somos capaces de elaborarla por nuestra cuenta, consultaremos con personas cualificadas que nos guíen.
• El entrenamiento: Si con la alimentación debíamos ser realistas con el punto de partida, con el entrenamiento no iba a ser menos. No podemos empezar como pollo sin cabeza, a lo loco y a lo burro. Primeramente, es nuestra obligación buscar aquella rutina y distribución de nuestras sesiones de entrenamiento que mejor se adapte a nuestro estilo de vida: situación familiar, trabajo… No se puede pretender empezar una rutina que, a pocos días de llevarla a cabo, no vayamos a ser capaces de sostener en el tiempo. De igual manera, nuestro entrenamiento debe partir de cero e ir aumentando en volumen, intensidad y tiempo a medida que nuestro cuerpo se acostumbra. Del mismo modo que con la alimentación, si no nos encontramos capacitados para elaborar nuestras propias sesiones, pediremos ayuda a personas experimentadas.
• El descanso: Nuestro cuerpo se recupera cuando descansa y, partiendo de esta premisa, hemos de comprometernos a darle el tiempo de descanso que necesita, ya sea para generar adaptaciones neuromusculares, creación de tejidos o un sinfín de procesos que lleva a cabo nuestro organismo en la búsqueda de mejorar nuestra composición corporal y nuestro rendimiento físico. Si bien es cierto que cada persona, de acuerdo a su edad, tipo de entrenamiento o trabajo, necesitará un mayor o menor descanso, es compromiso de cada uno cumplir con sus horas de sueño y sus días de descanso.
En términos generales, hemos establecido el orden que hemos de seguir en nuestro objetivo de la mejora del rendimiento físico y, por consecuente, una mejora estética de nuestro cuerpo. Recordad, siempre, que sin estos tres pilares perfectamente equilibrados no alcanzaremos nuestros propósitos y que, el fallo de uno, desencadenará el fallo de los otros dos.
Javi MMTenerife