La importancia del «largo plazo»
Llevas toda la vida haciendo mal las cosas, no ya únicamente en ámbitos como la salud, la nutrición o el ejercicio físico, sino en los estudios, las relaciones personales o el mundo laboral, que es habitual el quererlo todo “aquí y ahora” una vez decides cambiar el chip y comenzar a cambiar tu vida. Del mismo modo, resulta contraproducente, puesto que no puedes pretender pasar de un extremo a otro: cambiar el negro por el blanco, sin antes pasar por toda la gama de grises, no es bueno.
Cuando una persona lleva tanto tiempo dejándose, sea en el terreno que sea, ha de comenzar por realizar pequeños cambios y alejarse de extremismos. Pongamos un ejemplo: una persona con sobrepeso, con una ingesta diaria aproximada de unas 5000 calorías, a base de alimentos ultraprocesados o cocinados de manera “poco saludable”, no ha de pasar, de un día a otro, a un consumo de 2000 calorías. La razón es simple: con una diferencia como esta, el cuerpo, habituado a un consumo de 5000, comenzará a realizar adaptaciones de manera rápida y, en un corto espacio de tiempo, no nos quedará margen para “jugar” con las calorías y mejorar nuestra composición, dejando de lado la cantidad de masa muscular que nos habremos dejado por el camino y estar sufriendo a nivel físico y psicológico, ya sea con ansiedad, estrés o falta de energía.
Todo cambio ha de darse de manera lenta y progresiva, habituando, no solo al cuerpo, que puede llegar a ser más resistente de lo que todos pensamos, sino a la mente, la cual es la que va a marcar, realmente, la diferencia entre el que lo consigue o se queda por el camino: si nuestra cabeza se ve sometida a cambios drásticos, comenzará un proceso de “defensa” que nos dificultará el avance y, con toda probabilidad, volver a las “andadas”.
Por ello, desde estas líneas, os invito a que, si realmente pretendes dar un giro a tu vida, de manera efectiva y consistente, inicies el proceso de manera gradual, mirando al futuro y nunca pretendiendo cambios rápidos e insostenibles en el tiempo. Como siempre recomiendo, las cosas despacio, con buena letra y, especialmente, con mucha cabeza fría. Todo es posible. Trabajo, constancia, disciplina y tiempo, que todo lo bueno llegará.
Javi MMTenerife